
Hay tantos tipos de parejas como personas existen pero la manera de relacionarnos no es tan amplia, a priori. En cualquier relación sea de pareja, amistad, familia etc el espacio personal es tan importante como el compatirdo y según nuestra forma de relacionarnos priorizamos más una, otra o conseguimos un equilibrio.
¿Qué tipo de relaciones hay?
- Engullidos: se caracterizan por la inseguridad y baja autoestima. Uno de la pareja desaparece, aunque hay interdependencia de ambos. Es frecuente encontrarse este patrón por ejemplo en casos de maltrato. Un ejemplo cinematográfico sería la relación de los protagonista de 50 sombras de grey donde ella se pierde dentro del mundo de el.
- Aislado: cada uno va su “rollo” y ningún se abre al otro. Esto pasa por miedo a depender o a perder su espacio. Ocurre muy a menudo cuando nos han hecho daño en una relación y nos encerramos y no dejamos que la otra persona nos conozca y que por tanto conectemos. Por ejemplo, en la película con derecho a roce de mila kunis y justin timberlin vemos que por parte de ambos hay miedo a formalizar su relación por lo que tienden a mantener esta relación más aislada tipo “folla-amigos”.
- Solapado: donde va uno, va el otro. Aquí, los dos miembros desaparecen, confluyen y dejan de ser ellos mismos. Ambos han perdido la identidad y al contrario que los anteriores, aquí hay miedo a la soledad y a la independencia. Están desconectados de sus interiores y proyectan falsa apariencia de felicidad. Cuando hablamos nos referimos por ejemplo a la de Bella y Eduard de crepúsculo.
- Comparten: son parejas que comparten parte de su vida, manteniendo otra propia. No tienen miedo a depender, ni temor a la independencia. No rehúyen el conflicto, son flexibles y negociadores. Un ejemplo sería la relación de Beth y Neil en “Qué les pasa a los hombres”.
¿Por qué es importante echar de menos a tu pareja?
Imagínate que te encantan las hamburguesas y que desayunas, comes, meriendas y cenas hamburguesa. Que si te apetece picotear: comes hamburguesa. Que sales a comer fuera y comes hamburguesa. Y de repente, por tu vida pasa un trozo de pizza y aunque tu eres fiel a la hambuguesa y te sigue gustando como el primer día, estás cansado, agobiado y el trozo de pizza se ve apetecible. Pues justo por eso, hay que echar de menos a la pareja.
Muchas relaciones no se rompen porque se deje de querer al otro, por el amor ni terminan cuando una pareja se casa, tienen hijos o llevan mucho tiempo juntos sino cuando dejan de comportarse como pareja y pasan a ser solo padres o entran en una rutina monótona donde todo lo hacen juntos. Una de la claves de que las parejas duren y sean relaciones sanas radica en echarse de menos, en comportarse como novios. Los novios dan lo mejor de él/ ella porque no dan por sentado que el otro les pertenece y se lo ligan cada día y se esfuerzan para ser la opción que la otra persona quiera elegir en este gran océano lleno de millones y millones de peces. No dan por hecho que la otra persona tenga que estar siempre a su lado y esa es la clave.
Cuando en nuestra vida como pareja no nos hemos echado de menos y nuestra relación ha sido de estar siempre juntos, hacer todo juntos y poca cosas por separado, llega un punto que como has vivido por y para la otra persona, cuando la relación se termina parece que tu vida sin él/ella no tiene sentido. No hay ningún propósito ya que todo era con o para la otra persona.
Para nosotros, uno de los problemas de que nos cueste tanto llegar a ese equilibrio son los estándares y mitos de la sociedad que nos inculcan ese amor fusional y pasional y que hace que idealicemos formas de relacionarnos que no son sanas, que son de dependencia y que las mueve el miedo, el miedo de estar solo o de volverme vulnerable al otro.