
Desde que nacemos vamos desarrollando una forma específica de pensar y de interpretar el mundo que nos rodean. Estos esquemas, también llamadas cogniciones, pueden estar distorsionadas y perjudicarnos a la hora de interpretar nuestras vivencias.
En definitiva, las distorsiones cognitivas son interpretaciones erróneas de la realidad que nos llevan a percibir el mundo de manera poco objetiva y disfuncional. Estos pensamientos son automáticos y desencadenan emociones negativas (ansiedad, tristeza, frustración…) lo cual da lugar a conductas desadaptativas.
Al final estas conductas desadaptativas terminan reforzando esas distorsiones cognitivas por lo que se entra en un bucle que mantiene e intensifica el problema.
Tipos de distorsiones cognitivas
- Filtraje: es atención selectiva solo en lo malo que nos ocurre. Se produce una tendencia a exagerar los problemas. Por ejemplo: he quemado la comida, soy una cocinera horrible.
- Pensamiento dicotómico: es un pensamiento de blanco o negro, de bueno o malo, de justo o injusto… donde la gamas de grises no existe. un ejemplo sería: si no puedo viajar con mi perro en cabina, no viajo.
- Sobregeneralización: se trata de extraer una conclusión general de un hecho o de una persona, a partir de algo puntual, ignorando todo lo que pueda contradecirla. Un ejemplo sería: todos los hombres son iguales.
- Interpretación del pensamiento: se trata de hacer inferencias sobre qué piensa y qué siente la gente. Un ejemplo sería: Maite me ha mirado mal, eso es que está cabreada conmigo.
- Visión catastrófica: consiste en ver en pequeños signos como una probable catástrofe. Por ejemplo: ¿y si salgo a la calle y e atropella un coche?
- Personalización: es la tendencia a pensar que todo lo que hace o dice la gente tiene que ver directamente con uno mismo.
- Falacias de control: en este caso puede que la persona se sienta responsable de los problemas de los demás. Un ejemplo sería: si no lo hago yo, no se hace bien.
- Falacia de justicia: se trata de juzgar algo o alguien como injusto o malo solo porque no coincide con nuestras opiniones o deseos. Un ejemplo sería: si me quisiera me escribiría todos los días.
- Culpabilidad: consiste en buscar siempre un culpable o responsable de la situación. Un ejemplo: mi hijo es así porque mi.
- Debería: es este caso la persona tiene un lista de normas sobre cómo deberían ser las cosas y personas muy estricta y rígida. Un ejemplo: debería ser más extrovertido.
- Falacia del cambio: desde esta distorsión cognitiva, se piensa que es más fácil cambiar a la otra persona que cambiar uno mismo. Por ejemplo: si fueras más cariñoso conmigo, yo no estaría todo el día cabreado.
- Etiquetajes globales: aquí la persona saca juicios de una persona por uno o dos rasgos, sin tener en cuenta el resto de sus actitudes, comportamientos o circunstancias. Un ejemplo sería: si tu novio un día no te invita a cenar y tu piensas que es un tacaño.
- Tener razón: personas que se ponen a la defensiva para defender su opinión sin importarle la del otro. Un ejemplo sería: no tienes ni idea de lo que estás hablando y yo si, así que cállate la boca.
- Falacia de la recompensa divina: son personas que se comporta correctamente porque esperan de alguna manera una recompensa. Un ejemplo sería: tiempo al tiempo que ya vendrán los frutos.
Conclusión sobre las distorsiones cognitivas
Todas las personas tienen o han tenido a lo largo alguno de esto pensamientos distorsionados. Como todo en esta vida hay que buscar un equilibrio y no podemos olvidar que estas distorsiones pueden perjudicar nuestra vida y por tanto, influir en nuestra felicidad.
Pero… ¿cuándo son malos este tipo de distorsiones? cuando las utilizamos constantemente en nuestro día a día y se convierten en nuestra visión particular del mundo, de las situaciones y de nuestras experiencias.
Si crees que tienes algunos de estos pensamientos y que está afectando a tu vida. Desde Centro Lagom podemos ayudarte.